Archivo mensual: junio 2020

¿Cómo afecta Covid-19 a la RSE, en Bolivia?

El mundo después de Covid-19 cambiará muchísimo, sin lugar a dudas. Y por supuesto la forma de hacer Responsabilidad Social Empresarial en Bolivia.

Desde el 2011, con las diferentes promociones de los programas de maestría de la Business School de la UAGRM, hemos podido discutir las mejores formas de RSE para nuestro país, ahora nos toca hacer una revisión de lo que tenemos que hacer, puesto que hubo un cambio global, no esperado y menos planificado. Ahora más que nunca antes, el gerente que no se adecue a este nuevo mundo, pasará desapercibido.

Si vemos que RSE es básicamente una actividad voluntaria, donde buscamos no generar falsas expectativas que generen caída en nuestro prestigio, afectando nuestra marca, donde por sobre todo podamos «enseñar a pescar» a nuestros beneficiarios, sin generar paternalismo, y buscando actividades sostenibles.

Del ángulo que enfoquemos, tengamos la certeza que todo cambió, y eso significa nuevas oportunidades antes que problemas o retroceso. Este documento, busca generar intercambio de opiniones entre todos a los que nos interesa generar ingresos para nuestra población de recursos limitados.

Veamos la relación entre los diferentes actores bajo RSE o RSC, para esta nueva realidad:

Gobierno: Bajo la pandemia, un gobierno de transición y un nuevo por posesionarse, en fecha aún desconocida … solo podemos exigir de este, que elimine la condicionalidad de las actividades de RSE para el sector financiero. La ASFI debería  eliminar esa obligatoriedad y dejar que las empresas hagamos lo que mejor sabemos. El gobierno tiene muchos problemas y no será efectivo en la implementación de políticas  de apoyo a RSE, con anular esa práctica demagógica (del anterior gobierno) por demás irreal, de injerencia en RSE, es más que suficiente.

Recordemos el dilema de la empresa: era práctica  común que las utilidades deban ser dedicadas íntegramente hacia los accionistas, lo cual se demostró que no es sostenible, y que se debería buscar estar en un punto medio, ver gráfica abajo. Apoyando a la sociedad y al mismo tiempo dando valor agregado a nuestros accionistas. La empresa comprendió finalmente que no es suficiente con pagar impuestos, nuestros clientes se mantendrán fieles si ven que sabemos que somos parte del problema y la solución de nuestra sociedad:

Bajo esta pandemia y después, el problema ético se agudizara más, quizás por presiones que sienta la Alta Gerencia, los empleados y/o los accionistas. Bajo un mundo cambiante, con muchísima presión financiera, mercados cerrados, una demanda muchísimo más restringida, préstamos y adecuación de las oficinas y fábricas, pondrá mayor presión y podría generar situaciones donde la ética de la empresa se ponga en cuestionamiento. Durante y después de Covid-19 existirá mayor presión para adjudicarse contratos (entrar en practicas de ¿coima, corrupción?). La empresa a partir de ahora, participará de un mercado cambiante, y es aquí donde la empresa debe mantener su ética incólume y más bien demostrar creatividad en todo sentido para ampliar y mantener sus mercados. Nuestros clientes y los stakeholders no nos pierden pisada.

Todas esas presiones, nos obligan como empresa a repensar la interacción entre lo deseable por los accionistas o la sociedad (beneficiarios). Estamos en guerra, por nuestra sobrevivencia no solo como empresa, sino como sociedad. Entonces, la empresa es ahora quien debe tomar más responsabilidad (flecha roja, desde febrero 2020 (ver gráficas, arriba), hasta mínimamente los próximos diez años. Caso contrario, nuestra sostenibilidad, ni que decir de nuestra permanencia en los mercados estará en serio riesgo.

Si bien antes, existía cierto tipo de rechazo a implementar RSE en su verdadera naturaleza, y en Bolivia se terminaba haciendo marketing social, filantropía o caridad, utilizando RSE como «excusa/frontis» por ser de un término de tendencia. Ahora las empresas, los accionistas tendrán que hacer un mayor esfuerzo, permitir que una mayor parte de sus utilidades vayan a programas de RSE, programas que generen empleo y producción sostenible. ¿Difícil? por supuesto, pero hacerlo, generará mejores posibilidades no solo para continuar sino para crecer como empresa.

Entonces, ¿qué podemos hacer? Bolivia tiene una economía  informal que está entre el 60 y 80% del mercado laboral, debemos tratar de re-incorporar a ese capital humano, y es hacia donde nuestras actividades de RSE deben ir, ahora más que antes, hacia la generación de empleos sostenibles, competitivos.

Un ejemplo debería servir para este argumento: bajo la pandemia, la interacción personal es más difícil, algunos podremos trabajar desde casa, la mayoria no. Y como buena sociedad «napoleónica» hay mucho papeleo, trámites burocráticos que tomarán más  tiempo del deseable. Deberíamos pensar en apoyar la creación de empresas que hagan todo ese trámite, ese papeleo. Se les envía electrónicamente los papeles y estos imprimen y van a hacer los respectivos trámites, con programas de software que aseguren la validez de las firmas, etc., unos gestores que cumplan todas las protecciones de seguridad, no solo en salud pero en discresion y confiabilidad.

Mientras las empresas puedan interpretar e implementar el trabajo de sus empleados «desde casa», fijando metas y actividades no solo verificables pero dejando a la iniciativa del empleado, sin mucha supervisión, sin necesidad de estar todos físicamente en un solo lugar, el beneficio será para todos. Algo que para nuestra sociedad será difícil de hacer, pero no imposible. Aprendiendo a dejar de lado la procrastinación, y siendo más conscientes del manejo de esta nueva forma de trabajo responsable y el tiempo a favor que esto significa.

El desafío y la realidad están frente a nosotros; el que no lo acepte y no re-adecue su trabajo, estara perdido.