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Medioambiente, Social y Gobernanza – Environmental, Social, and Governance

Photo: Alex Eckermann / Unsplash Photos

Alexander Malaket, Michael Matera, and Silvina Vatnick  |  June 28, 2021, The Global Americans:

¿Por qué MSG para América Latina?

La adopción de prácticas Medioambientales, Sociales y de Gobernanza (MSG) para orientar la toma de decisiones corporativas y la gestión del riesgo corporativo ha avanzado significativamente en los últimos años, principalmente en Europa, América del Norte y Asia Oriental. La pandemia de COVID-19 y la amenaza cada vez más urgente del cambio climático han demostrado claramente tanto la relevancia directa de los factores de riesgo globales de MSG como la interdependencia del mundo para enfrentar estos riesgos de MSG.

Como gran parte del mundo en desarrollo, América Latina se ha retrasado significativamente en el conocimiento y la implementación de las prácticas de MSG. En vista de las debilidades institucionales bien conocidas que durante mucho tiempo han caracterizado a América Latina, debilidades que solo han aumentado en medio de la pandemia, los líderes empresariales y gubernamentales deben reconocer la importancia del marco de MSG para abordar esta amplia gama de riesgos y avanzar hacia un nuevo paradigma empresarial de «partes interesadas». Para cumplir con este objetivo, los actores del sector público y privado deben trabajar juntos para desarrollar una estrategia a largo plazo, consistente con el marco ESG, para abordar los desafíos existenciales que enfrenta América Latina.

Este documento presenta una breve evaluación de los esfuerzos globales hasta la fecha para definir e implementar un marco MSG, con una mirada más detallada al progreso limitado logrado hasta ahora en América Latina. Luego, el documento ofrece recomendaciones concretas sobre cómo las empresas pueden aprovechar este progreso, tanto en su respuesta a la pandemia como al abordar los desafíos a largo plazo. Los líderes empresariales deben desempeñar un papel de liderazgo en este proceso, reconociendo tanto los costos para sus propias empresas de ignorar los factores MSG como los beneficios concretos de definir el valor corporativo de manera integral. Los ejecutivos deben seguir el principio del interés propio ilustrado: un marco de MSG correctamente implementado aumenta la probabilidad de desarrollo sostenible en el país donde opera su empresa. Los líderes gubernamentales y de la sociedad civil también deben participar de cerca en este proceso para que tenga éxito.

MSG en el mundo

El marco de MSG, que está ganando terreno rápidamente en muchas partes del mundo desarrollado, tiene como objetivo integrar consideraciones medioambientales, sociales y de gobernanza en los procesos de toma de decisiones y gestión de riesgos para prestamistas, inversores y empresas. Este esfuerzo está impulsado en gran medida por las crecientes preocupaciones sobre los riesgos físicos relacionados con el clima, donde el clima y los desastres naturales, como huracanes e incendios forestales, interrumpen la actividad económica y destruyen el capital, y sobre las pérdidas que pueden resultar de un cambio hacia una economía baja en carbono. Un cambio generacional, las opiniones cambiantes entre los líderes empresariales y la creciente demanda de consumidores e inversores de prácticas comerciales éticas también juegan un papel en la promoción del movimiento MSG. En 2020-21, el impacto devastador de la pandemia y el malestar social relacionado, especialmente en América Latina, ha hecho que los MSG sean aún más urgentes.

Todavía hay quienes ven los MSG como poco más que un ejercicio de asuntos públicos y una distracción de la responsabilidad fiduciaria de cada empresa de maximizar las tasas de rendimiento para sus inversores. Sin embargo, la opinión cada vez más aceptada es que MSG capta el imperativo urgente de que los líderes empresariales y de inversión comprendan, reconozcan y gestionen sus actividades de una manera que refleje una verdad innegable: las empresas operan en un contexto más amplio y tienen un impacto para bien o para mal, en las comunidades en las que actúan.

Si bien el jurado aún está deliberando sobre si las empresas e inversiones alineadas con MSG superan a otras, está claro que ha habido una entrada grande y creciente de fondos en negocios alineados con MSG e inversiones de cartera en los mercados de capital del mundo desarrollado. Las finanzas sostenibles son otro componente de la tendencia hacia MSG. Las finanzas sostenibles globales alcanzaron casi un billón de dólares en emisiones de bonos en 2020, con Japón, la Unión Europea y Estados Unidos a la cabeza. Un progreso similar en la alineación de MSG también está presente en el comercio y las cadenas de suministro globales, donde las empresas son cada vez más controladas.

Los gobiernos, las empresas y otras organizaciones ya han realizado una gran cantidad de trabajo en los marcos para abordar los MSG. En noviembre de 2020, el Reino Unido se convirtió en el primer país en ordenar que sus empresas revelen su exposición a riesgos relacionados con el clima para 2025. La UE ha realizado importantes avances para establecer una estructura reguladora oficial basada en MSG, la llamada Taxonomía de la UE. Después de varios años de distracción política seria de un debate público-privado constructivo sobre el cambio climático, la equidad económica y la gobernanza transparente, el 20 de mayo de 2021, el presidente Biden lanzó una iniciativa integral del gobierno de EE.UU. Para incluir los riesgos relacionados con el clima en los riesgos financieros. La iniciativa está dirigida por la Junta de Supervisión de Estabilidad Financiera, basándose en los esfuerzos realizados a principios de año por la Comisión de Bolsa y Valores (CBV).

Más allá de estos esfuerzos gubernamentales, la ONU, la Junta de Estabilidad Financiera, los emisores de estándares independientes, el Foro Económico Mundial, las agencias de calificación crediticia y numerosas firmas de asesoría enfocadas en MSG han desarrollado una amplia gama de estándares, escalas de calificación y metodologías MSG en los últimos cinco años. Ordenar a través de esta red entrelazada y acordar los estándares de información MSG aceptados internacionalmente, ya que los indicadores de desempeño financiero corporativo se estandarizaron hace mucho tiempo en estándares contables internacionales ampliamente aceptados, es uno de los desafíos más importantes que enfrenta el esfuerzo MSG en los próximos años, junto con la necesidad de seguir ampliando el compromiso de confiar en la toma de decisiones y la gestión de riesgos basadas en factores MSG.

MSG en América Latina

América Latina y la mayor parte del mundo en desarrollo se han rezagado significativamente con respecto a los países de Europa, América del Norte y Asia oriental en el avance de un marco de MSG. En el mejor de los casos, los sectores público y privado de América Latina han realizado esfuerzos dispersos, inconsistentes e insostenidos para comprender el marco de MSG e implementar este enfoque para la toma de decisiones comerciales y la gestión de riesgos.

Así como los países europeos estuvieron entre los primeros en adoptar los principios MSG en sus propios negocios, hoy están detrás de los esfuerzos para fomentar el conocimiento de MSG en América Latina, incluido el trabajo técnico con las principales bolsas de valores de la región y, en algunos casos, con los reguladores nacionales. Últimamente, las asociaciones empresariales de la región también han organizado actividades centradas en MSG para crear conciencia. Líderes de algunos de los «unicornios» y empresas de TI de la región que se han convertido en algunos de los «campeones» más elocuentes de MSG.

La consideración de los problemas de MSG ha sido de importancia secundaria en una región donde las preocupaciones a corto plazo sobre la rentabilidad, la productividad, la burocracia burocrática y los desafíos siempre presentes de la corrupción y la inseguridad han dominado las consideraciones de mediano y largo plazo como los factores de MSG. Esto se hizo aún más claro en 2020 cuando la pandemia de COVID-19 se extendió rápidamente por toda la región, exacerbando algunas de las debilidades crónicas de la región y dando como resultado una contracción económica en América Latina y el Caribe dos veces mayor (-7 por ciento en 2020) que la contracción global (-3,3 por ciento en 2020). Si bien representa sólo el 8 por ciento de la población mundial, la región había acumulado casi el 30 por ciento de las muertes mundiales por el virus para fines de 2020. Las crecientes tasas de pobreza, desigualdad, desempleo, corrupción y delincuencia en 2020 acompañaron estas cifras desalentadoras, y el 2021 ya promete ser otro año difícil. Por el momento, la supervivencia se ha convertido en la principal preocupación del sector empresarial latinoamericano, con cientos de miles de empresas que enfrentan graves dificultades financieras; muchos ya han quebrado.

Los esfuerzos en América Latina para lanzar financiamiento basado en la sostenibilidad han sido limitados hasta la fecha, representando menos del 2 por ciento de la emisión global acumulada de dichos bonos. Entre los países líderes en emisiones hasta la fecha se encuentran Chile, Brasil, México, Perú, Argentina y Colombia. El financiamiento de bancos, inversionistas institucionales, capital privado e instituciones financieras multilaterales está cada vez más vinculado a los criterios de riesgo MSG. Algunos bancos locales de la región ya están integrando evaluaciones de riesgo de MSG en sus decisiones de préstamos, pero aquí el problema se convierte en que uno de los bancos guiados por MSG siga siendo competitivo.

Otro factor que proporcionará un incentivo para la integración de consideraciones MSG en la toma de decisiones comerciales y la gestión de riesgos en América Latina será un cambio potencial de las cadenas de suministro de América del Norte desde China y otras partes del este de Asia hacia ubicaciones en el hemisferio occidental. En los últimos meses, a medida que las relaciones entre los EE.UU. y China se han vuelto más tensas, ha habido una discusión más seria sobre cómo el «casi apuntalamiento» de la producción de algunas cadenas de suministro a América Latina podría convertirse en una fuente prometedora de inversión, empleo y crecimiento la región. El potencial de estas oportunidades de la cadena de suministro sigue sin estar claro. De cara al futuro, la región latinoamericana también tiene potencial para incrementar la contribución de su comercio y exportaciones a los cambios estructurales que son fundamentales para lograr patrones de producción y consumo bajos en carbono.

La adopción de una toma de decisiones y una gestión de riesgos integradas basadas en factores MSG en América Latina implicará una fase de transición ampliada. Además, regiones como América Latina, que adoptan tardíamente los MSG, tienen la oportunidad de aprender y «dar un salto» en base a la experiencia de los países que abrieron el camino, adaptando el marco de MSG en evolución a la realidad de la región. No obstante, existen límites en cuanto al tiempo que puede tardar la región. Los flujos de comercio e inversión ya están siendo moldeados de manera significativa y material por los criterios de MSG y de sostenibilidad.

Recomendaciones sobre MSG para América Latina

  1. Los líderes empresariales en América Latina deben liderar proactivamente los esfuerzos público-privados para implementar un marco de MSG y tomar la iniciativa en la definición de hojas de ruta para integrar las consideraciones de MSG en su propia toma de decisiones, planificación y gestión de riesgos estratégicos corporativos;
  2. Si bien los gobiernos tienen la responsabilidad de negociar y cumplir los acuerdos internacionales sobre una variedad de cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza, su papel en el proceso de adopción de MSG es facilitar y comprometerse con el sector privado para garantizar que los objetivos de política pública sobre regulación, el comercio, el negocio, los impuestos y la inversión son coherentes y conducen a la adopción temprana y eficaz de las prácticas de MSG;
  3. Los líderes de la sociedad civil que promovieron reformas medioambientales, sociales y de gobernanza mucho antes de que estos temas se generalizaran deben estar abiertos a una cooperación más estrecha con los líderes empresariales y del sector público en el contexto más colaborativo de un nuevo paradigma empresarial basado en MSG; y
  4. Los líderes empresariales, gubernamentales y de la sociedad civil en América Latina deben trabajar juntos para desarrollar un formato efectivo para consultas y toma de decisiones cercanas entre el sector privado y el público en este proceso en evolución, con la capacidad de aprender de los éxitos y fracasos en países que comenzaron antes en el Proceso MSG. Las organizaciones regionales e internacionales, así como los socios bilaterales de América Latina, pueden y deben desempeñar un papel de apoyo con los países latinoamericanos en este esfuerzo. La 26a Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP26) en Glasgow, Escocia, en noviembre de 2021 y la próxima Cumbre de las Américas (que probablemente tendrá lugar en la primera mitad de 2022 en los EE.UU.) ofrecen dos oportunidades de gran visibilidad para llamar la atención a este importante tema para América Latina.

Los desafíos de este tipo de reinicio sistémico y cambio de paradigma significativos no deben subestimarse. Sin embargo, la tendencia ya es clara e irreversible. Tener en cuenta las consideraciones de MSG en la toma de decisiones y la gestión de riesgos será cada vez más una parte integral del tejido del liderazgo empresarial y de inversión. América Latina estará a la vanguardia si promueve de manera proactiva este nuevo paradigma de negocios de “partes interesadas” más responsable, basado en parámetros definidos internacionalmente de factores Medioambientales/Sociales/Gobernanza (MSG). La decisión para América Latina es si adoptar el proceso de MSG en un punto temprano o esperar a que los inversionistas, socios comerciales y otros les impongan expectativas y requisitos relacionados con MSG. Si bien no será fácil encontrar el enfoque y la atención necesarios, especialmente en medio de la pandemia, la ventaja de estar a la vanguardia de esta marea creciente debe quedar clara para los líderes responsables del sector público y privado con una perspectiva a largo plazo y con los mejores intereses de sus países en mente.

Alexander Malaket es director ejecutivo de ESG Validation Ltd. Michael Matera es socio de Global Outcomes LLC. Silvina Vatnick es socia gerente de Global Outcomes LLC.

Why ESG for Latin America?

The adoption of Environmental, Social, and Governance (ESG) practices for guiding corporate decision-making and managing corporate risk has advanced significantly in recent years, principally in Europe, North America, and East Asia. The COVID-19 pandemic and the increasingly urgent threat of climate change have clearly demonstrated both the direct relevance of the global ESG risk factors as well as the world’s interdependence in facing these ESG risks. 

Like much of the developing world, Latin America has lagged significantly in awareness and implementation of ESG practices. In view of the well-known institutional weaknesses that have long characterized Latin America—weaknesses that have only increased amid the pandemic—business and government leaders need to recognize the importance of the ESG framework for addressing this broad range of risks and for moving towards a new “stakeholder” business paradigm. To meet this goal, private and public sector actors must work together to develop a long-term strategy, consistent with the ESG framework, to address the existential challenges facing Latin America.

This paper lays out a brief assessment of the global efforts to date to define and implement an ESG framework, with a more detailed look at the limited progress made so far in Latin America. The paper then offers concrete recommendations on how businesses can build on this progress, both in their response to the pandemic and in addressing long-term challenges. Business leaders must play the lead role in this process, recognizing both the costs to their own firms of ignoring ESG factors and the concrete benefits of defining corporate value in a comprehensive way. Executives should follow the principle of enlightened self-interest: a properly implemented ESG framework increases the likelihood of sustainable development in the country where their company operates. Government and civil society leaders must also be closely engaged in this process if it is to be successful.

ESG in the World

The ESG framework that is fast gaining traction in many parts of the developed world aims to integrate environmental, social, and governance considerations into the decision-making and risk management processes for lenders, investors, and firms. This effort is driven largely by rising concerns about climate-related physical risks—where weather and natural disasters, such as hurricanes and wildfires, disrupt economic activity and destroy capital—and about the losses that may result from a shift towards a low-carbon economy. A generational shift, changing views among business leaders, and rising consumer and investor demand for ethical business practices also play a role in promoting the ESG movement. In 2020-21, the devastating impact of the pandemic and related social unrest, especially in Latin America, has made ESG all the more pressing.

There are still those who view ESG as little more than an exercise in public affairs and a distraction from each company’s fiduciary responsibility to maximize rates of return for their investors. The increasingly accepted view, however, is that ESG captures the urgent imperative for business and investment leaders to understand, acknowledge, and manage their activities in a way that reflects an undeniable truth: businesses operate in a wider context and have an impact, for good or ill, in the communities in which they are active. 

While the jury is still out on whether businesses and investments aligned with ESG outperform others, it is clear that there has been a large and growing inflow of funds into ESG-aligned businesses and portfolio investments in the capital markets of the developed world. Sustainable finance is another component of the trend toward ESG. Global sustainable finance reached almost $1 trillion in bond issuances in 2020, with Japan, the European Union, and the U.S. leading the way. Similar progress on ESG alignment is also present in trade and global supply chains, where firms are increasingly scrutinized.

Governments, firms, and other organizations have already done a significant amount of work on frameworks for approaching ESG. In November 2020, the United Kingdom became the first country to mandate that its companies disclose their exposure to climate-related risks by 2025. The EU has made serious advances to establish an official ESG-based regulatory structure, the so-called EU Taxonomy. After several years of serious political distraction from a constructive private-public debate on climate change, economic equity, and transparent governance, on May 20, 2021, President Biden launched a comprehensive U.S. government initiative to factor climate-related risks into financial risks. The initiative is led by the Financial Stability Oversight Board, building on efforts earlier in the year by the Securities and Exchange Commission (SEC).

Beyond these government efforts, the UN, the Financial Stability Boardindependent standard setters, the World Economic Forumcredit rating agencies, and numerous ESG-focused advisory firms have developed a wide array of ESG standards, ratings scales, and methodologies over the last five years. Sorting through this interlocking web and agreeing on internationally accepted ESG reporting standards—as corporate financial performance indicators were long-ago standardized into widely accepted international accounting standards—is one of the most important challenges facing the ESG effort in the next few years, together with the need to continue to expand commitment to reliance on ESG-based decision-making and risk management.

ESG in Latin America

Latin America and most of the developing world have lagged significantly behind countries in Europe, North America, and East Asia in advancing an ESG framework. At best, the public and private sectors of Latin America have undertaken scattered, inconsistent, and unsustained efforts to understand the ESG framework and to implement this approach to business decision-making and risk management. 

Just as European countries were among the earliest adopters of ESG principles in their own businesses, today they are behind efforts to encourage awareness of ESG in Latin America, including technical work with the leading stock exchanges of the region and in some cases with national regulators. Lately, business associations in the region have also organized ESG-focused activities to raise awareness. Leaders of some of the region’s “unicorns” and IT firms who have emerged as some of the most articulate “champions” of ESG

Consideration of ESG issues has been of secondary importance in a region where short-term concerns over profitability, productivity, bureaucratic red tape, and the ever-present challenges of corruption and insecurity have dominated over medium- and long-term considerations like ESG factors. This became even more clear in 2020 as the COVID-19 pandemic spread rapidly throughout the region, exacerbating some of the region’s chronic weaknesses and resulting in an economic contraction in Latin America and the Caribbean twice as large (-7 percent in 2020) as the global contraction (-3.3 percent in 2020). While it represents only 8 percent of the world’s population, the region had accumulated almost 30 percent of global deaths from the virus by the end of 2020. Rising rates of poverty, inequality, unemployment, corruption, and crime in 2020 accompanied these discouraging figures, and 2021 already promises to be another difficult year. For the time being, survival has become the leading concern in the Latin American corporate sector, with hundreds of thousands of firms facing severe financial difficulties; many have already gone bankrupt.

Efforts in Latin America to launch sustainability-based financing have been limited to date, accounting for less than 2 percent of the cumulative global issuance of such bonds. Those countries leading in issuance to date have included Chile, Brazil, Mexico, Peru, Argentina, and Colombia. Financing from banks, institutional investors, private equity, and multilateral financial institutions is increasingly linked to ESG risk criteria. Some local banks in the region are already integrating ESG risk assessments into their lending decisions, but here the issue becomes one of the ESG-guided banks remaining competitive.

Another factor that will provide an incentive for the integration of ESG considerations into business decision-making and risk management in Latin America will be a potential shift of North American supply chains from China and elsewhere in East Asia to locations in the Western Hemisphere. In recent months, as relations between the U.S. and China have grown more tense, there has been more serious discussion of how “near-shoring” of some supply chain production to Latin America could become a promising source of investment, jobs, and growth for the region. The potential of these supply chain opportunities remains unclear. Looking to the future, the Latin American region also has potential to increase the contribution of its trade and exports to the structural changes that are essential to attain low-carbon production and consumption patterns. 

The adoption of integrated ESG-based decision-making and risk management in Latin America will involve an extended transition phase. Furthermore, regions like Latin America, which are late adopters to ESG,s, have the opportunity to learn and to “leapfrog” based on the experience of countries that blazed the trail, adapting the evolving ESG framework to the region’s reality. Nonetheless, there are limits to how much time the region can take. Trade and investment flows are already being significantly and materially shaped by ESG and sustainability criteria.

Recommendations on ESG for Latin America

  1. Business leaders in Latin America must proactively lead private-public efforts to implement an ESG framework and take the initiative in defining roadmaps for integrating ESG considerations into their own corporate strategic decision-making, planning, and risk management;
  2. While governments have a responsibility for negotiation and compliance with international agreements on a range of environmental, social, and governance issues, their role in the process of ESG adoption is to facilitate and engage with the private sector to ensure that public policy objectives on regulation, commerce, trade, taxation, and investment are consistent and conducive to early and effective adoption of ESG practices;
  3. Civil society leaders who promoted environmental, social, and governance reforms long before these issues became mainstream must be open to closer cooperation with business and public sector leaders in the more collaborative context of a new ESG-based business paradigm; and
  4. Business, government, and civil society leaders in Latin America must work together to develop an effective format for close private-public consultations and decision-making in this evolving process, with the ability to learn from successes and failures in countries that started earlier in the ESG process. Regional and international organizations, as well as Latin America’s bilateral partners, can and should play a supportive role with Latin American countries in this effort. The 26th UN Climate Change Conference of the Parties (COP26) in Glasgow, Scotland in November 2021 and the next Summit of the Americas (likely to take place in the first half of 2022 in the U.S.) offer two high-visibility opportunities to turn attention to this important issue for Latin America. 

The challenges of this kind of significant, systemic reset and paradigm shift should not be underestimated. However, the trend is already clear and irreversible. Factoring ESG considerations into decision-making and risk management will increasingly be an integral part of the fabric of business and investment leadership. Latin America will be ahead of the game if it proactively promotes this new, more responsible “stakeholder” paradigm of business, based on internationally defined parameters of Environment/Social/Governance factors (ESG). The decision for Latin America is whether to embrace the ESG process at an early point or to wait for investors, trade partners, and others to impose ESG-related expectations and requirements for them. While finding the necessary focus and attention will not be easy—especially in the midst of the pandemic—the advantage of being at the forefront of this rising tide should be made clear for responsible private and public sector leaders with a long-term perspective and with the best interests of their countries in mind.

Alexander Malaket is a Managing Director at ESG Validation Ltd. Michael Matera is a Partner at Global Outcomes LLC. Silvina Vatnick is a Managing Partner at Global Outcomes LLC.

https://theglobalamericans.org/2021/06/why-esg-for-latin-america/

Vamos mal los economistas y peor los políticos de turno

Resulta siendo una absoluta desgracia que hayamos acuñado el termino Antropoceno por nuestras acciones o inacciones. Nuestra permisividad alentada por la política y religiones, más nuestra arrogancia complaciente, y por qué no decir nuestra comodidad/flojera, esta destruyendo nuestro planeta.

Hace bien en decirlo Edward Fullbrook, respecto a que seguimos estudiando los principios de economía bajo la óptica de siglos pasados.

«El colapso de nuestras civilizaciones y la extinción de gran parte del mundo natural está en el horizonte».   – David Attenborough

Universidades de todo el mundo al concentrarse en presentar los Principios de Economía de esa manera tradicional, resultan siendo la mayor de las fuentes para la negación mundial que existe respecto a la posibilidad de estar ya en un punto de no retorno, que nuestro manejo económico estaría causando.

A lo largo de estos años, y millones de estudiantes de economía de todo el mundo, son obligados a estudiar la economía de manera que piensen que no existe una conexión causal entre la economía y la ecosfera. Hubo alguna vez que no existió esa conexión; cuando yo estudiaba a nivel pre-grado, eran considerados bienes libres el aire y el agua … no lo son más, y no estamos hablando de mucho tiempo … Los políticos no se quedan atrás y solo «utilizan» lo que les conviene, ni que decir de los populistas demagogos que se rodean de una oclocracia que destruyó nuestro mejor momento económico y despilfarró billones de dólares en los últimos tres lustros.

Antes del siglo 19, existió un daño ambiental pero no de las proporciones que la revolución industrial comenzó a generar hasta causar un daño letal a nuestra ecosfera. Bolivia dio paso libre a explotadores chinos, tanto contratistas como mineros que nunca cumplieron nuestra normativa ambiental y tampoco laboral.

Hace como 50 años que las ciencias naturales comenzaron a evidenciar el daño fundamental e irreversible, por el cual nosotros y nuestra forma de vida existe. Lamentablemente, un cambio radical no se vislumbra. Peor aún cuando el actual gobierno quedó anclado en la visión de desarrollo estatal de mediados de siglo veinte, que asoló nuestro hemisferio sin mayor impacto en la reducción de pobreza. Una forma de explotación de nuestros recursos de manera insostenible, ineficaz e ineficiente.

Durante este tiempo, existieron algunos valientes economistas que comenzaron las disciplinas de Economía de Recursos Naturales, Economía Ambiental y el Desarrollo Sostenible ya era mejor entendido. Economistas como Theodore Panayotou y Robert Stavins nos dieron mejor entendimiento sobre este problema. Aprendimos a entender mejor el concepto de externalidades:

«internalizar las externalidades»

Básicamente estamos hablando de incorporar el costo que representa de todos los impactos que causamos al producir un bien o servicio, no netamente lo relacionado con la producción directa. Por ejemplo, las tierras bajas, norte integrado en Santa Cruz sienten que la producción agrícola y ganadera es la solución … en un espacio geográfico con vocación básicamente forestal. Entonces, nos encontramos frente a la perdida de esa potencialidad, tan solo por producir soya … no es la solución sostenible y por eso esa externalidad resulta siendo negativa. Al usar esas tierras sin poner el costo real que significó perder esa competitividad agroforestal, perdemos como país y perjudicamos a todo el planeta.

Sin embargo, los estudiantes solo reciben un cuadro de la economía que bloquea los hechos fundamentales que las ciencias naturales descubrieron.

Esta «censura» se entiende mejor si vemos el contenido del libro «Principios de Economía» de N. Gregory Mankiw, que tiene la fama de ser el texto más usado mundialmente. Un libro impresionantemente grande, su índice en la cuarta edición ocupa 18 hojas y contiene mas de 2.500 entradas. Este indice ilustra nuestro punto: NO contempla por ejemplo estos once temas por demás importantes; biosfera, cambio climático, ciencia climática, climatología, ecosfera, ecosistema, emisiones, calentamiento global, gases de efecto invernadero, límite, punto de inflexión.

Términos que ahora son comunes y se refieren al efecto económico y la dependencia que tienen en nuestro sistema de vida. Bien, ¿cuantos de estos términos aparecen en las más de 2.500 entradas? ni una. Y tampoco aparecen en las 13 secciones, o los 36 capítulos, o los más de 700 sub títulos del libro.  ¿Por qué? Porque la estructura teorética básica de como la economía es impartida a millones de estudiantes, cada año, no entiende que la relación entre economía y ecosfera es de doble vía.

Por si fuera poco, Mankiw explica que la actual «degradación medioambiental» es análoga al problema del sobre pastoreo durante la Edad Media. Mientras los climatologistas ven el problema de las «externalidades» como un problema muy serio.

Un eminente climatologista, Will Steffen, resume el problema entre economía y ecosfera: «Está claro que el sistema económico nos está conduciendo hacia un futuro insostenible y que a la gente de la generación de mi hija le resultará cada vez más difícil sobrevivir … La historia ha demostrado que las civilizaciones han surgido, apegándose a sus valores fundamentales y luego se han derrumbado porque no cambiaron. Ahí es donde estamos hoy».

Entonces, el habernos anclado en la fantasia de los principios de economía, hace que la conexión entre la ecosfera y la economía sea de un solo sentido, por ello estamos en el umbral de una situación grave.

Como lo dijo John Maynard Keynes: «Las ideas de los economistas … tanto cuando tienen razón como cuando están equivocadas, son más poderosas de lo que comúnmente se entiende». Y nuestras ideas como economistas nunca antes estuvieron más erradas ni fueron antes tan poderosas como para poder influenciar negativamente a la generación Y, más conocidos como milenials y la nueva generación Z.

Ahora sabemos, gracias a los científicos de la naturaleza, que de continuar con este adoctrinamiento en masa sobre este mundo de fantasia, incompleto, llegaremos más rápidamente a la hecatombe final.

No es solo con bombas o cocaina que se pueden cometer crímenes contra la humanidad. Todos los que estamos conectados con la economía, quien sabe más aún los estudiantes que los demás, sean los que deban preguntarse que se puede hacer.

Hubo una época en que Bolivia tenía la mayor extensión de bosques naturales manejados de manera sostenible del mundo, y en estos últimos trece años hemos perdido 18,7 millones de hectáreas de la amazonia boliviana.